Aunque a veces sea una causa de sufrimiento, el amor también puede
ser el alivio de algún dolor, pues se ha determinado científicamente que puede funcionar como un potente analgésico estimulando
la vía de recompensa del cerebro, es decir, la región donde abunda la
dopamina y que representa el mecanismo de sensación de bienestar
promotor de ciertos comportamientos.
La curiosidad de saber cómo se desarrolla la etapa del enamoramiento
en el cerebro fue abordada por el profesor de psicología Arthur Aron
(Universidad Estatal de New York) junto al doctor Sean Mackey y otros
investigadores quienes consiguieron reunir a un grupo de parejas para
estudiar sus reacciones ante pruebas de dolor.
Como resultado del experimento, el dolor disminuía cuando miraban la imagen del ser amado; esto quiere decir que el cerebro es capaz de producir respuestas para controlar el malestar sin necesidad de medicamentos.
Estar enamorado genera entusiasmo, pérdida de apetito, de sueño e
insólitamente aumenta la energía. Los mismos efectos del consumo de
anfetaminas o estimulantes, pero éstas son dañinas y de peligrosa
adicción; en cambio el amor sirve como medicina y además es gratis, pues
no se vende en ninguna farmacia.
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