24/5/12

Amor condusse noi ad una morte

Amor condusse noi ad una morte
    Amar es una angustia, una pregunta,
    una suspensa y luminosa duda;
    es un querer saber todo lo tuyo
    y a la vez un temor de al fin saberlo.

    Amar es reconstruir, cuando te alejas,
    tus pasos, tus silencios, tus palabras,
    y pretender seguir tu pensamiento
    cuando a mi lado, al fin inmóvil, callas.

    Amar es una cólera secreta,
    una helada y diabólica soberbia.

    Amar es no dormir cuando en mi lecho
    sueñas entre mis brazos que te ciñen,
    y odiar el sueño en que, bajo tu frente,
    acaso en otros brazos te abandonas.

    Amar es escuchar sobre tu pecho,
    hasta colmar la oreja codiciosa,
    el rumor de tu sangre y la marea
    de tu respiración acompasada.

    Amar es absorber tu joven savia
    y juntar nuestras bocas en un cauce
    hasta que de la brisa de tu aliento
    se impregnen para siempre mis entrañas.

    Amar es una envidia verde y muda,
    una sutil y lúcida avaricia.

    Amar es provocar el dulce instante
    en que tu piel busca mi piel despierta;
    saciar a un tiempo la avidez nocturna
    y morir otra vez la misma muerte
    provisional, desgarradora, oscura.

    Amar es una sed, la de la llaga
    que arde sin consumirse ni cerrarse,
    y el hambre de una boca atormentada
    que pide más y más y no se sacia.

    Amar es una insólita lujuria
    y una gula voraz, siempre desierta.

    Pero amar es también cerrar los ojos,
    dejar que el sueño invada nuestro cuerpo
    como un río de olvido y de tinieblas,
    y navegar sin rumbo, a la deriva:
    porque amar es, al fin, una indolencia.


Autor:  Xavier Villaurrutia



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