Mi
hermana, luego de estar lejos de Venezuela, y ya de vuelta su sensación al llegar fue única y la imagen
infinita le quedara en sus afectos y en
su corazón. El solo hecho de reencontrarse con la familia, amigos, lo que era
su vida y ver de nuevo aquello que dejo atrás no tenia comparación.
El ver de nuevo las calles, con aquel tráfico, la misma gente mal humorada a la hora pico y con el sol de medio día. Tratando de agarrar el autobús para llegar a tiempo para almorzar. Daba la impresión de que todo era, que se sentía casi igual. El paisaje, las casas, las ciudades; pero de repente, la nostalgia la embarga y siente en sus adentros que hubo un cambio, que ya todo no era lo mismo; en efecto, la Venezuela que dejo atrás ya no es mas.
Tras varios días de haber llegado, repartiendo recuerditos, visitando amigos, familiares cayó en cuenta de que todo lo que se dice a cerca del país no es ni la tercera parte. Los lugares, el día a día del venezolano dio un giro trascendental. Tan solo el hecho de habituarte a esa manera del nuevo “venezolano de a pie”, la hizo sentir como extranjera en su propio país.
Era absurdo, pero era la realidad de todos aquellos que vuelven su país natal. Adaptarse a ese ambiente que ya no es ni tan conocido. Que te dan ganas de llorar por lo destrozado, desmoralizado el cual se encuentra. Donde tus parientes se adecuan a las nuevas eventualidades que acontecen; ese, donde la naturaleza es de una riqueza inmensa casi única.
Nunca
pensó que el crecimiento de la violencia
era tan alto. La calidad de vida
del venezolano había mermado. Si a ello
le aunamos la separación de familias por cuestiones políticas y pare Ud. de contar. Además, las tradiciones,
cada día se celebran menos, fechas patrias cambiadas, los símbolos patrios
irrespetados. Los libros de escuela, con nuevos actores políticos y su ideologización desde la edad más tierna. Colas, para abastecerse de gas domestico,
colas para comprar comida.
Quería encontrarse con un país libre, alegre servicial; con la persona que viene de afuera; encontrarse con el trato amable que identificaba al venezolano, pero existe mucho recelo, las personas ya no son dadas.
De regreso, ya sentada en el avión, rumbo de nuevo a su hogar, cerraba los ojos y recordaba los días vividos en Venezuela; llenos de emoción y tristeza de dejarlos y sentir que Venezuela nunca será igual.
Tiene la esperanza que al volver de nuevo se encuentre con una Venezuela distinta ajena a odios y desesperanzas.
Ingrid
04/08/2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario